Les cuento un par de cosas interesantes sobre uno de los órganos más sensibles a nuestras emociones: el estómago.

En Medicina Tradicional China (MTC) –uno de los sistemas médicos que más me entusiasman– los órganos son una unidad psicofísica, así que cada uno tiene asociada una emoción que lo bloquea o lo tonifica. Podría extenderme infinitamente sobre este tema, pero me voy a limitar al protagonista de este artículo.

Según la MTC, el estómago/bazo es un órgano de naturaleza yang, esto quiere decir que su energía está relacionada con la acción (absorción, expansión, crecimiento, movimiento, calor…). Cuando nuestros órganos yang están en equilibrio, el organismo tiene una mayor disposición para recibir y procesar energía externa. Y aquí no hablamos solo de alimentos, sino también de situaciones, personas, emociones, etcétera. Los órganos yang en equilibrio nos permiten interactuar con el mundo desde la confianza y la apertura.

Pero supongamos que hay desequilibrio, particularmente en el estómago, un órgano que está en primera línea cuando se trata de recibir y absorber (nutrientes). Con toda razón, este desbalance se traduce en incapacidad para procesar energía externa. No en vano la emoción que la MTC asocia a este órgano es la preocupación: toda situación que nos traiga inquietud se procesa en el estómago. Si no podemos gestionarla, bloqueamos su energía yang, a.k.a la posibilidad de recibir e integrar lo que venga de fuera.

Ahora, lo bonito de la MTC es que podemos trabajar en doble vía: tonificar nuestro estómago para integrar mejor pequeñas preocupaciones (prevención) o terapearnos lo que nos preocupa para reequilibrar nuestro estómago (en caso de que las inquietudes hayan pasado a un plano físico). De cualquier manera, ¿adivinen quiénes trabajan en ambos escenarios a la vez? Obviamenteeee las plantaaaas, y en especial las plantas amargas. Por eso estoy tan enamorada de su poder, porque son seres que trabajan en todos los niveles… hablan todos los lenguajes, desde el físico hasta el emocional.

Los principios amargos no solo tonifican el estómago (y el sistema digestivo en general), sino que son vía directa de conexión con el momento presente, lo que resulta en menos ruido mental, menos rumiación, menos ansiedad… menos preocupación. Algunas plantas que nos ofrecen esta magia son ajenjo, diente de león, bardana, genciana y carqueja. La próxima vez que algo no esté siendo digerido en el plano emocional, prueben acompañarse de una de estas y verifiquen por ustedes mismos su poder.